sábado, 4 de julio de 2009

"Mirar a la cara" y "Llamar a las cosas por su nombre"


Son dos consejos prudentes para el que quiera descubrir la verdad de las cosas, que puede aplicarse a un tema polémico como el aborto.
1º Mirar a la cara. El médico radiólogo Miguel Chiva ha sido premiado por su colaboración con Red Madre: prestó el servicio desinteresado de realizar ecografías concienzudas a mujeres que están pensando abortar, para que miren a la cara al niño que llevan dentro y vean cómo se rasca la nariz o juega en el útero. El resultado: de 40 ecografías que ha realizado como voluntario de Red Madre, sólo una mujer abortó. Si los políticos realmente quisieran evitar el drama del aborto, hay tienen una herramienta.
Y 2º, llamar a las cosas por su nombre, sin eufemismos. Para eso, un ejemplo negativo: Un folleto de la Consejería de Igualdad de la Comunidad Andaluza, junto con otros puntos polémicos, hace esfuerzos denodados para evitar siquiera nombrar al feto. Así, hablando de un método de aborto dice: «Consiste en ... limpiar la zona, dilatar el cuello del útero o matriz lo suficiente y aspirar el contenido de la cavidad uterina, hasta la limpieza o vaciamiento total de esta. Este método se usa, generalmente, hasta las 16 o 17 semanas de gestación; pero tiene múltiples variantes. Hasta las doce semanas de gestación, se suele realizar con anestesia local porque es una técnica rápida (dura entre tres y cinco minutos) y se controla el dolor fácilmente, con el anestésico local". No hay feto sino contenido del útero. Y no es el feto, sino la gestación, lo que yiene 17 semanas. Hacen estos esfuerzos por evitar palabras que denominan algo tan material como un cuerpo humano, algo tan agotador que al final se dejará de hacer.