lunes, 5 de julio de 2010

Ni IVE ni Anticoncepción de emergencia: Aborto


Hoy lunes, día 5, si el Tribunal Constitucional no suspende su vigencia, tal y como han solicitado el PP y el Gobierno Navarro, entrará en vigor la nueva Ley de Salud Sexual e Interrupción Voluntaria del Embarazo. Es una mala noticia. Como resume la viñeta de Elentir, esta ley pone condiciones a la vida: hasta las 14 semanas el ser humano no es nada.

Pero hay un tema en el que el derecho a la vida avanza: el léxico abortista ha fracasado.

Los abortistas a pesar de todo el apoyo del gran parte del poder político y mediático, no logran implantar su léxico de eufemismos y circunloquios. La mayor parte de la gente no dice Interrupción Voluntaria del Embarazo y mucho menos IVE, que suena a nuevo impuesto anti-crisis. El pueblo llano dice aborto.

Igualmente, las pastillas abortivas se acaban reconociendo como tales, a pesar de los esfuerzos de las multinacionales por llamarlos anticonceptivos de emergencia. Porque las mentiras son muy difíciles de explicar. Como la palabra pre-embrión, invento sin base científica para no llamar aborto al aborto químico. Hasta El País y la Generalitat han empezado a hablar de aborto farmacológico.

No es para tirar cohetes. Pero llamar a las cosas por su nombre es el punto de partida para cualquier razonamiento. Es un lunes negro pero como ocurre con el lenguaje, al final el río vuelve a su cauce.

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Quiero añadir unas palabras de Carlos Colón de su artículo "Un día triste" que publica hoy:

A partir de hoy todo seguirá igual. Nada se notará en la vida cotidiana. Tampoco nada especial se notaba en las calles de la España de los años 60 y 70; y sin embargo se daba garrote vil o se fusilaba hasta 1975. Y aún no hace falta que se trate de una dictadura. Brillaban las calles de París en esos mismos años -los de Salut les copains y la Nueva Ola- mientras la guillotina seguía cayendo hasta 1977, fecha de la última decapitación. El año en que los Beatles publicaron ¡Qué noche la de aquel día! -1964- se ahorcaban en el mismo Liverpool de The Cavern y en Manchester los dos últimos condenados a muerte ingleses, mientras el brillo del Londres pop deslumbraba al mundo. Y ni siquiera hay que retroceder tanto. Desde que el Supremo ratificó en 1976 la constitucionalidad de la pena de muerte hasta hoy se han efectuado 1.213 ejecuciones en los Estados Unidos de los muñequitos de Pixar o Sexo en Nueva York. Y ninguna sombra sanguinolenta empaña el sol de California.


El artículo completo en el Diario de Sevilla