jueves, 4 de diciembre de 2008

Aconfesionalismo de rostro humano


ABSTRACT. In Spain, a judge has ordered withdrawal of a crucifix in a public school because it was annoying to a father. It has proven winner and secular French approach, against the denominational recognized in the Spanish Constitution
La sentencia que ordena retirar los crucifijos de un colegio público de Valladolid plantea de nuevo el modo de tratar el hecho religioso en los espacios públicos. La forma en que se ha planteado el tema refleja un talante poco conciliador y en mi opinión no augura una solución pacífica para conflictos futuros en otros ámbitos. En los años de democracia, pienso que se ha vivido un, llamémosle así, aconfesionalismo de rostro humano. Sin problemas de convivencia, se han respetado los símbolos religiosos que había, dejando la vida pasar. Sin pretender hacer paralelismos, voy a contar dos hechos ocurridos en una universidad pública española, que pueden servir para la reflexión.
En los comedores universitarios, servicio directamente gestionado por la
propia Universidad, desde hace unos años se ofrece la posibilidad de llevarse la comida preparada a casa. El tema no surgió espontáneo, sino a petición de estudiantes musulmanes en el periodo del Ramadán. Tampoco es casual que no haya un gramo de carne de cerdo en los platos que cada día se sirven allí. Responde a una solicitud de dicho colectivo. Los hechos no han
planteado problema alguno. Solamente hace dos años, algunos estudiantes católicos pidieron que ya que todas las semanas se ponía pescado en vez de carne una o dos veces, que al menos en Cuaresma se hiciera coincidir que no hubiera carne el miércoles de Ceniza y los viernes de esas cinco semanas. El servicio de comedores accedió a la sugerencia, como no podía ser de otra
manera, teniendo en cuenta los antecedentes. Nadie se ha quejado. Sin embargo, si aplicamos el laicismo genuino, es decir, si no se hubiera tenido en cuenta el hecho religioso, no se deberían haber atendido ninguna de las dos solicitudes.
El otro hecho ocurrió cuando en una Junta de una Facultad centenaria de la
misma Universidad, un alumno planteó quitar los crucifijos de las aulas. Una
de las Catedráticas de dicha junta, dijo que si se votaba esa propuesta, debería votarse conjuntamente con otras dos que hacía ella en esa línea. Primero, que desaparecieran las fiestas de la patrona, bastante popular entre alumnos y profesores. Y en segundo lugar, que en la línea laicista francesa, que a las decenas de universitarias musulmanas que asisten a clases con velo en la cabeza por motivo religioso, se les indicara que ya no podrían hacerlo. Los alumnos que habían hecho la propuesta serían los encargados de transmitir a la asociación de estudiantes magrebíes la decisión tomada. El alumno que había hecho la propuesta de retirar los crucifijos se replanteó el tema y pensó que quizá no era demasiado importante.

16 comentarios:

albert dijo...

Muy dos buenas anécdotas, Santiago. La intolerancia de los tolerantes ataca de nuevo. La batalla de los crucifijos que comenzó en Valladolid no es más que el comienzo de una ola de laicismo intolerante, que tiene poco que ver con la aconfesionalidad del Estado.
Un abrazo,
Alberto

Prometeo dijo...

Saludos desde Puerto Rico:

Acá en nuestra isla se ha prohíbido el orar en las escuelas públicas. Sin embargo se permite que los estudianes bailen el reagaetón, un ritmo que nació en esta isla y que es de los más vulgar pues los que lo bailan hacen lo que se llama el "perreo" donde la mujer se inclina hacia delante y el hombre roza sus nalgas con la parte frontal de su pelvis. ¿Me pregunto cual de las dos acciones hace más daño?

Adelante y éxito.

Santiago Chiva, Granada dijo...

Gracias, Alberto. Espero que no tardemos 100 años, como en Francia, que desde la ley de 1905 ha tenido que esperar a la laicidad positiva de Sarkozy.

Prometeo: tienes toda la razón. Al final la obsesión antirreligiosa tiene contradicciones como la que señalas.

Déägol dijo...

El hecho que mencionas es un claro ejemplo de que lo mejor es agradar a las dos partes por igual. Pero en este caso, mantener los crucifijos significa dejar a alguien insatisfecho, y quitarlos también: no hay un término medio, hay gente creyente, gente no creyente y gente con otras religiones. Lo mejor es aplicar la constitución, el laicismo del estado. Creo que es lo justo. Nadie prohibe llevar un crucifijo colgado, o una estampita de la virgen en la cartera, pero en un colegio público es otra historia.

Albert, no es intolerancia. La religión es algo optativo, no obligatorio. Simplemente hay que ponerse en el lugar de un musulmán o de un ateo, que no quiere que sus hijos estén rodeados de símbolos religiosos que van contra sus ideales.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Deagol, siento decirte que te equivocas, la constitución (que meñana cumple 30 años) dice que España es un estado aconfesional, que es distinto de laico, aconfesional quiere que el estado no tienen ninguna religión oficial pero que entiende que el hecho religioso es algo real y positivo para la sociedad y por tanto respeta todas las religiones. Lo que ocurre es que el gobierno entiende que para respetar todas las religiones tiene que atacar la religión católica, evidentemente se equivoca.

Déägol dijo...

Anónimo, quería decir aconfesional; supongo que para el caso es lo mismo, o al menos parecido...

No creo que el gobierno esté atacando la religión católica. En ese caso, manteniendo los crucifijos atacaría al resto de reigiones, cuando el Estado no reconoce ninguna religión ¿o no?

julio caballero dijo...

Hola Santi, enhorabuena por tu artículo.
Me ha gustado mucho saber de ti al ver tu opinión en un periodico. Como no podía ser de otro modo coincido enteramente contigo y creo firmemente que una de las bases para una buena convivencia en España es el respeto a una serie de tradiciones, no imposiciones, asentadas durante mucho tiempo.
Este laicismo de rostro humano hace que nuestra identidad se mantenga, sirva de base de integración con otras culturas y evite tensiones totalmente evitables.

Un abrazo,

Julio Caballero

Santiago Chiva, Granada dijo...

Gracias por tus palabras, Julio. Un abrazo fuerte.

Anónimo dijo...

Soy Floro, el que antes ha escrito como anónimo, no tengo mucha práctica con esto de los comentarios. El estado aconfesional acepta las religiones y da libertad para practicarlas. El problema es que nuestro gobierno se que quiere inventar e instalar un estado laicista, el cual niega las religiones, es algo así como la creencia de no creencia, es una nueva "religión".

El Dr Antípodo dijo...

Creo que la retirada de los crucifijos no tiene nada que ver con la tolerancia. Si el estado es aconfesional el estado no tiene religión oficial y por lo tanto ninguna religión puede estar presente en los edificios públicos. La religión, para quien la quiera.
De tus anécdotas: efectivamente, como sugieres no creo que un comedor público deba servir menús "religiosos".
Y en mi opinión, quien lleva el velo lo lleva porque quiere (en teoría, después sabemos que esto no es del todo cierto). Lo que quiero decir es que no es lo mismo que una persona lleve, por ejemplo, un crucifijo colgado que un crucifijo presida un lugar público. No creo que los velos y el crucifijo sean casos comparables.
Un saludo

Santiago Chiva, Granada dijo...

Las anécdotas que cuento -reales: algunas han salido en la prensa- reflejan, en mi opinión, que el laicismo a tocateja tiene menos poder socializador que el reconocimiento del hecho religioso como algo positivo. Es laicidad positiva contra laicismo militante. En fin, la vida nos dirá que pasará, pero prefiero apostar por una tolerancia positiva.

João Paulo Torres dijo...

Grato pela opinião em 7folhas.blogspot.com
Um bom contributo!

José F dijo...

Santiago, perdona la expresión, pero a mí me la pela que haya o no un crucifijo en la escuela.

Yo siempre he estado en un colegio en el que en todas las aulas en las que estaba había un crucifijo en la pared y a mí no me ha creado ningún trauma y tampoco he terminado turuleta.

En realidad, son ganas de buscar tres pies al gato y de confrontación en un momento en el que los desempleados están alcanzando cifras alarmantes.

Por otro lado, la izquierda confunde continuamente laicismo con anticlericalismo y es algo en lo que hay que hacer hincapié.

Más vale que se centraran en estudiar las causas del aumento del fracaso escolar y encontraran una solución a esto. Precisamente de algo parecido va mi último post.

Un saludo

Anónimo dijo...

Si por mi fuese el estado deberia ser laico 100%, pero es aconfesional, por lo que la religion catolica es la oficial del estado... ¿eh?, espera, ¿pero no era que no hay religion oficial, entre otra cosas? En ese caso si hay una cruz en un colegio publico, tambien quiero que me pongan una foto mia, ya que yo me considero Dios y creo en mi.

Saludos

Santiago Chiva, Granada dijo...

Precisamente en este post defiendo que la aconfesionalidad, frente al laicismo tiene ventajas claras. Un Estado confesional lo defienden pocas personas. Pero que el Derecho considere el hecho religioso hace al Estado más humano.

JORGE dijo...

Cuando se usan sofismas para defender una posición, pues en algún momento se cae lo que tiene mala base,

El sofisma de que hay que tolerar los usos de costumbres, empleado para defender el matrimonio homosexual ahor no lo aplican para el uso de los crusifijos.

La discriminación por motivos religiosos es evidente.

Gracias y bendiciones.