martes, 12 de agosto de 2008

Divorcio: la cadena rota por la parte más débil


ABSCTRACT. Divorce produces a significant harm to the weaker part: the children. Regardless of moral values, it is important not to hide these data. You can here read this article about a work published in Britain
Cuando hay un divorcio, la cadena con la que voluntariamente se unen las dos partes, se rompe por el lado más débil, que en primer lugar son los hijos. Un adulto puede sufrir, pero son los hijos, por indefensos, los más perjudicados. Sin entrar ahora en valoraciones morales, conviene no ocultar estos datos. La generalización del divorcio ha llevado a cierto desprestigio de ese matrimonio “de quita y pon” y han aumentado las relaciones de hecho, con menor grado de compromiso y más proclives aún a la ruptura.
En el diario El País aparece un reportaje sobre las vacaciones de los hijos de las familias en las que hay un divorcio o separación, seguido de nueva relación. Las vacaciones, que deberían ser un periodo de relajación, encuentran en esta circunstancia una causa de tensión. Es posible que haya familias aparentemente estables que tengan conflictos larvados o que haya divorciados que se sientan satisfechos. Sin embargo, los conflictos de los que habla el reportaje son adicionales (suma y sigue a cualesquiera otros) y son consecuencia del divorcio y nueva relación. En un post anterior con escenas en video de la película Kramer contra Kramer, tuve oportunidad de comentar este asunto.
Lo anterior es un reportaje con sucesos anecdóticos. Los datos apuntan a que las rupturas matrimoniales enfrían la relación entre los padres divorciados e hijos, incluso cuando éstos son ya adultos. El INSEE, el organismo estadístico francés, ha publicado recientemente datos en este sentido. En este enlace en francés desarrolla esa información.
En toda crisis debemos ser comprensivos. Y efectivamente no podemos juzgar la responsabilidad moral de una persona concreta. Pero creo que no deben taparse las consecuencias sociales negativas de las conductas. Si no, caemos en el llamado pensamiento Alicia: Lo mismo da celebrar Bodas que Divorcios, lo único importante sería que lo que hagamos, sea con libertad. Y si hay consecuencias malas, peor para ellas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizá se haya pasado de un extremo al otro, porque es cierto que ahora hay mucha gente que al mínimo problema se divorcia (no es que esté en contra del divorcio; simplemente pienso que si uno no va a querer los problemas inevitables de cualquier convivencia, directamente hay otras alternativas a casarse, como el vivir juntos).

Ahora bien, antiguamente, cuando no existía el divorcio, muchas parejas vivían juntas cuando en realidad ese matrimonio estaba roto, lo que provocaba continuas peleas en casa.

No recuerdo dónde lo leí, pero también hay estudios que indican que a corto plazo un divorcio hace daño a un niño, pero que a largo plazo éste se supera y es mucho mejor que mantener unido a la fuerza un matrimonio con problemas.

Un divorcio es algo serio, porque si uno previamente se ha casado es porque tenía perspectivas de una convivencia duradera (si no, como ya he dicho, hay alternativas al matrimonio).

Pero no creo que haya que ponerse catastrofistas y empezar a hablar de falta de moral en la sociedad actual.

Los matrimonios rotos los ha habido toda la vida, sólo que ahora son visibles.

¿O es mejor mantener una buena fachada aunque luego la realidad sea bien distinta? Yo creo que no.

En fin, que cuando el ABC quite los anuncios de prostitución, igual me empiezo a leer sus editoriales sobre la familia.

Anónimo dijo...

Definitivamente resulta innegable que el divorcio afecta más a los hijos, que a los cónyuges, quienes se sienten liberados de situaciones a las que se llegaron probablemente por una serie de errores, pues yo opino que solo se cosecha lo que se siembra, y quien siembra vientos pues cosecha tempestades.

Sin embargo me interesa mucho la opinión de dridam, y aunque no la comparto totalmente (yo sí estoy en contra del divorcio), creo que tiene razón en el sentido de que muchas veces la crisis conyugal hace que habitar juntos incremente los líos entre ellos, y eso afecte más a los hijos.

Yo pienso por el contrario, que la solución está en combatir oportunamente la causa básica de la crisis, es decir que no hay que esperar a llegar a la crisis, pues esta tiene diversas causas (egoismo, traumas, trastornos de personalidad, etc).

Resulta necesaria una conversión radical de nuestro ser hacia el amor al prójimo, incluso antes del matrimonio

Gracias y bendiciones

JC dijo...

Quizá la reforma del divorcio, de verano de 2005, propicia esta triste situación?
Me "alegro" de 'caer' en tu blog.
Saludos.