sábado, 29 de abril de 2017

LA DISIDENCIA INTERIOR DERRIBA LAS TIRANÍAS

Para cese una dictadura es necesaria la disidencia interior. En el libro “Solzhenistyn, un alma en el exilio” de Joseph Pearce se cuenta el día en que el premio Nobel ruso decidió vencer el miedo para criticar en público, en una lectura de su obra "El primer círculo” ante 500 personas, en plena dictadura soviética. Cuando acabó su discurso con un ataque al KGB, esta fue la reacción del público: “Al principio la audiencia se quedó anonadada ante el valor aparentemente suicida del orador que tenían ante sí. No se sabía de nadie en la Unión Soviética que hubiera atacado de aquella forma al KGB desde una plataforma pública. Simplemente era algo que no se hacía. Aquello demostraba un coraje que iba más allá del sentido del deber y de los límites de lo seguro, un coraje que los pusilánimes habrían calificado de insensato. Sin embargo, Solzhenitsyn acababa de pronunciar aquellas palabras ante sus incrédulos oídos. Con un creciente sentimiento de euforia, la audiencia escuchó atentamente mientras él empezaba a leer un fragmento de El primer círculo, la novela prohibida que había confiscado el KGB. En aquella ocasión, y a diferencia de las lecturas de la novela que había ofrecido en el instituto Kurchakov, que fueron mucho más acomodaticias en com­paración, Solzhenitsyn leyó a propósito los capítulos más provocadores, los más políticos. Se sentía intoxicado por la libertad de expresión y siempre recordaría con placer «aquella hora de libertad para hablar desde un estrado ante una audiencia de quinientas personas también intoxicadas de libertad» En pocos días, aquellas quinientas personas desataron una reacción en cadena de chismorreo por todo Moscú que hizo que toda la ciudad resonara con las noticias del atrevido desafío de Solzhenitsyn al KGB. Acababa de nacer la leyenda de Solzhenitsyn”.

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