El Consejo Consultivo de Andalucía ha autorizado a los médicos que desconecten el respirador artificial a una enferma en Granada. Aunque se diga que no es eutanasia activa lo que se le quita no es un tratamiento extraordinario: se trata del aire para respirar; y eso le mataría por asfixia, aunque se le dé un sedante para que no sufra. Es un caso similar al de la enferma norteamericana Terry Schiavo; lo que se retiró fue el alimento por vía intravenosa para nutrirse: y murió de hambre y sed. No estamos hablando de hacer una operación costosa o quitar un medicamento: es quitarle algo ordinario en enfermos, de primera necesidad, que tienen niños en incubadoras y mayores con problemas respiratorios.
No hay que engañarse: esta decisión supone abrir la puerta a la eutanasia, que ya hay en algunos países. A las barreras arquitectónicas, algunos bienintencionados les quieren poner barreras vitales aún más difíciles de superar. Y será inevitable llegar al caso en que una enfermera, o uno de la propia familia pueda sugerir al oído del enfermo: ¿Sabes que estos dolores pueden terminar cuando quieras para siempre si firmas aquí? ¿Sabes que es muy caro mantener enfermos terminales y que si se ahorran esos gastos se pueden salvar vidas humanas jóvenes? ¿Sabes que tus hijos tienen que venir a verte, dejando solos a los nietos, pero que esta situación puede acabar cuando tú quieras?
Si para un tetrapléjico fuera una opción tan legítima pedir que se le quite la vida como seguir viviendo, lo sentiría por los tetrapléjicos: su derecho a la vida se ha devaluado un 50%. Todos tendrían derecho a la vida menos ellos que tendrían derecho a la vida y a ser “suicidados” por otro. Algo que no permitiríamos que se hiciera con una persona sana que quisiera acabar con su vida pero no se atreviera. Así que a menos salud, menos derechos.
Publicado en Ideal de Granada el 3-3-2007
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