sábado, 29 de abril de 2017
UNA DOCTRINA INSOSTENIBLE PUEDE ACABAR SIENDO AMPLIAMENTE COMPARTIDA
Cuenta un biógrafo* de Edit Stein:
El objetivo supremo del Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores alemanes, integrado por unos pocos cientos de miembros, era el renacimiento de Alemania, envilecida y vilipendiada por la paz de Versalles y por la República de Weimar. El objetivo estaba indisolublemente vinculado a la reconquista de la gloria militar del país, estimulando el alma de la «raza aria», de la que –se decía– derivaba el carácter físico y moral del pueblo y la gente que lo forman. Por tanto, había que liberar a «la raza aria» de todos los elementos ajenos que la contaminaban: de los judíos, árbitros en gran escala de la economía alemana y de la cultura, y, en el plano social y político, del amenazador bolchevismo. La doctrina de la raza como fundamento de carácter físico y espiritual de un pueblo, por muy insostenible que pareciera al sentido común, iba expandiéndose y arraigando con el paso de los meses. Y lo que al principio se estimó absurdo acabó convirtiéndose en doctrina consistente y ampliamente compartida.
(*) Francesco Salvarani. Edith Stein, Hija de Israel, hija de la Iglesia.
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